Introducción


Durante mucho tiempo se creyó que en el espacio laboral las capacidades más importantes para lograr el objetivo de una organización eran las intelectuales y técnicas. Sin embargo, a medida que quienes dirigían las empresas u organizaciones comenzaron a notar y darse cuenta que los seres humanos no podían ser vistos simplemente como “máquinas” de producción y que la comprensión de sus comportamientos era mucho más compleja y que no sólo está limitada a un comportamiento individual, sino también a como gestan sus relaciones con sus compañeros de trabajos y como son capaces de gestionar sus propios sentimientos y el de los demás.



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